INOCENCIA INTERRUMPIDA

El día de reyes, que día tan nulo.
Recuerdo que hace aproximadamente 5-6 años mi hermano, 15 años menor que yo, todavía era un niñito de esos lindos solo por ser chiquitos(ahora es un monstruo, solo por que ya creció y es un hampón). Para el día de navidad había pedido una cantidad de regalos inconmensurables, que creo hasta incluían los renos de santa, obviamente, mis padres no son millonarios de cuna, ganadores de la lotería ni nada por el estilo, pudieron comprarle solo una cantidad representativa de la lista de regalos. El mocosillo, como era de esperar, armo un berrinche de padre y señor nuestro y en vista de eso decidimos contarle la cruel verdad SANTA NO EXISTE, TAMPOCO EL NIÑO JESUS (Ups, golpe bajo). Al principio no salía de su incredulidad, pero luego lo tomó bastante bien, sin embargo, quedo con el reconcomio de que le habíamos mentido. Días después, el día de reyes precisamente, e invadidos por la ola de sinceridad que había embargado a la familia ese diciembre, decidimos aclararle que ni los reyes, ni el ratón de los dientes, ni ninguna de esas estupideces existían. El pobre niño entro en pánico y colapso total y no se le ocurrió nada más que decirnos, con profundo dolor en su voz:

ES DECIR, QUE USTEDES ME HAN TENIDO ENGAÑADO COMO UN NIÑO CHIQUITO TODA MI VIDA, ME SIENTO TRAICIONADO (y si, eras un niño chiquito bebe)